De local comercial a loft: tasar lo único en Balvanera
- Jimena Amaya
- 19 ene
- 4 Min. de lectura
El término "loft" está tan manoseado que a veces pierde su verdadera esencia. Hoy parece que cualquier espacio con un ladrillo a la vista y un concepto abierto puede llevar ese título. Pero un verdadero loft tiene alma. Nace de lugares que no fueron concebidos como hogares, pero que encontraron su nueva vida en la transformación. Almacenes, talleres o fábricas resignificados, que abrazan su pasado y lo mezclan con una funcionalidad moderna. Son espacios que no esconden lo que fueron, sino que lo celebran.
Eso fue lo que me encontré en Balvanera: un ex local comercial convertido en loft. Pero no uno que se llame así porque está de moda, sino uno que se adueña de su identidad. Este lugar tiene personalidad, y como tasadora, lo primero que pensé fue: “Acá no se trata de sumar metros cuadrados; acá hay que contar una historia”.

Cuando entré a este espacio, supe que no iba a ser una tasación común. No era simplemente medir superficies, contar instalaciones o comparar con otras propiedades. Este lugar tiene una narrativa propia. Paredes de ladrillo expuesto que parecen susurrar anécdotas del pasado, un amarillo audaz que inyecta energía, y plantas que no decoran: construyen. Colgadas, trepando, abrazando cada rincón como si formaran parte de la estructura misma.
En este tipo de tasaciones, los metros cuadrados son solo el comienzo. Porque un espacio no vale solo por su tamaño, sino por lo que transmite. Es como si el loft me hablara, contándome su historia y pidiéndome que traduzca su esencia en un número que tenga sentido.
El mercado nos lleva a encasillar: que si tiene tantos metros, que si el baño está completo, que si cuenta con balcón. Pero, ¿qué pasa cuando un lugar rompe con todas esas categorías? Este loft no es una vivienda cualquiera; es una declaración. Es un espacio que dice: “No soy para todos, y está bien”.
Tasar más allá de lo evidente
Lo que hace especial a este lugar no es solo lo que ves, sino lo que sentís al recorrerlo. La luz que entra por el ventanal de vidrio repartido (que antes fue una vidriera) ahora es una ventana al barrio; y dibuja patrones únicos en las paredes. El sonido del piso al caminar, que resuena como una conversación entre el espacio y la ciudad. Las bicicletas colgadas que no son un capricho estético, sino parte de una vida en movimiento.
Tasar no es solo un ejercicio técnico, es también valorar posibilidades. Este loft, que alguna vez fue un local comercial, hoy es un hogar que respira autenticidad. Pero, ¿qué será mañana? ¿Un estudio creativo? ¿Una galería? ¿Un espacio que combine vida y trabajo? Esa flexibilidad, esa capacidad de transformarse y reinventarse, también es parte de su valor.
Balvanera, contexto y oportunidad
El lugar no existe aislado. Este loft es parte de Balvanera, un barrio donde conviven la historia y la renovación. Sus calles cuentan historias de generaciones que llegaron buscando oportunidades y dejaron su huella. Transformar un local comercial en un hogar en este contexto no es solo una posibilidad; es una declaración de cómo los espacios pueden adaptarse a las necesidades de hoy sin perder su esencia.
Pensar en resignificar un local vacío como una vivienda no es solo una idea romántica; es una solución real. Pero como todo cambio, requiere planificación y conocimiento.
Cómo convertir un local en vivienda en CABA
Si te tienta la idea, estos son los pasos clave para hacerlo realidad:
Chequeá la zonificación: No todos los barrios permiten el cambio de uso. Consultá el Código Urbanístico o acercate a la Dirección General de Interpretación Urbanística para asegurarte de que es viable.
Contratá un profesional: Un arquitecto o ingeniero matriculado es indispensable para preparar el proyecto. El código exige cumplir con requisitos como superficies mínimas, altura de techos, ventilación e iluminación natural, y la correcta instalación de baños y cocina.
Presentá los permisos: Con el proyecto listo, dirigite a la Agencia Gubernamental de Control (AGC). Pagá las tasas y presentá toda la documentación.
Realizá las obras: Una vez que tengas el visto bueno, poné manos a la obra. El profesional que contrataste debe supervisar cada etapa.
Obtené la cédula de habitabilidad: Este documento certifica que la vivienda es apta para ser habitada.
Actualizá los registros: El último paso es cambiar el uso del inmueble en el Registro de la Propiedad y en Catastro para que todo quede en regla.
Mientras trabajaba en este loft, pensaba en lo particular de mi profesión. Mi tarea no es solo medir y calcular; es interpretar. Es descubrir el valor que tiene para el mercado y también para quienes lo habitan. Este lugar no es para cualquiera. Es para alguien que entienda su lenguaje, que se deje inspirar y se vea viviendo una historia distinta.
Este espacio me recordó por qué amo lo que hago. Porque, aunque al final lleguemos a un número, tasar es mucho más. Es encontrar el equilibrio entre lo tangible y lo intangible; lo sensorial, entre el valor de mercado y el valor de los sueños.
Si tenés un espacio como este, uno que te haga sentir que tiene algo especial, no dejes que quede atrapado en un número frío. Tasemos juntos. Porque más que calcular, lo que hago es descubrir. Y esa, creo, es mi mejor oferta.
Es claro cuando hay buen gusto y conocimiento. Gracias por compartir este tipo de información.